Nada más y nada
menos que 1765 años se cumplirán de aquel hecho que no solo cambiaría la
historia de la ciudad de Catania, sino que también, siglos después, marcará son
sello de oro la historia de la Villa de Sorihuela.
Si un 5 de febrero
del año 251, en el rincón de aquella pequeña y húmeda prisión del palacio
consular de Catania, se consumaba el martirio y se apagaba la vida para este
mundo de la joven Águeda; un 5 de febrero, pero de 1235 (984 años después), el
rey Fernando III “El Santo”, clavó el mástil de la bandera cristiana sobre este
suelo, inspirado y fortalecido por el aliento de la misma joven Águeda.
Esta es nuestra
tradición, esta es nuestra devoción, esta es nuestra historia y esta es nuestra
identidad como pueblo. Esto es lo que nos disponemos a celebrar y lo hacemos en
el marco del año jubilar de la Misericordia, convocado por el Papa Francisco.
También nuestra
Hermandad y Parroquia están de celebración, pues hace diez años, concretamente
aquella lluviosa tarde del 3 de febrero del 2006, nuestro pueblo recibía la
Reliquia de Santa Águeda que con orgullo custodiamos. Y cómo no recordar la
noche del 10 de junio de aquel mismo año, cuando hacía su entrada en nuestra
Villa la Santísima Virgen de la Fuensanta.
Año de
celebración, año de recordar, motivos no nos faltan. Llega un nuevo 5 de
febrero, día grande para los Sorihueleños, ¡el más grande seguramente!
Abracémonos, olvidemos las minucias que nos diferencian y valoremos la
importancia de todo lo que nos une. Prendamos de una mano a nuestra Patrona y
de la otra a nuestros hermanos. Ella nos conducirá a Dios, a la Misericordia de
Dios.
¡Viva Santa Águeda!
No hay comentarios:
Publicar un comentario